Linfoma de hodgkin

El linfoma de Hodgkin representa una neoplasia poco común que afecta los ganglios linfáticos. Esta neoplasia tiene dos picos de incidencia, uno entre 15 y 30 años de edad y otro pico a los 55 años. La Organización Mundial de la Salud clasificó el linfoma de Hodgkin en dos tipos diferentes, el linfoma de Hodgkin clásico y el linfoma de Hodgkin nodular linfocítico predominante.1 El linfoma de Hodgkin clásico se caracteriza por la existencia de células de Reed-Stenberg en un ambiente inflamatorio, en tanto que el linfoma de Hodgkin nodular linfocítico predominante cuenta con células predominantemente linfocíticas, algunas veces llamadas “células en palomita de maíz”. El linfoma de Hodgkin clásico se divide en cuatro subtipos; esclerosis nodular, celularidad mixta, depleción linfocítica y rico en linfocitos.2 Linfoma de Hodgkin clásico Fisiopatología Se sospechó desde un inicio, por estudios epidemiológicos, que en la aparición del linfoma de Hodgkin podría estar implicado algún agente infeccioso. La incidencia bimodal sugirió que la posibilidad de padecer la enfermedad aumentaba al retrasarse el contacto con el agente infeccioso. Estudios de pacientes con linfoma de Hodgkin demostraron concentraciones elevadas de anticuerpos frente al virus de Epstein-Barr, especialmente anti-EBNA-2.3 En 1987, Weiss y colaboradores detectaron ADN del virus Epstein-Barr en muestras de linfoma de Hodgkin. Dos años más tarde, mediante técnicas de hibridación in situ, demostraron ADN del linfoma de Hodgkin en las células de Reed-Stenberg y en 1993, Armstrong y colaboradores, utilizando una técnica de hibridación in situ para la detección de EBERs, demostraron que aproximadamente en 50% de los casos de linfoma de Hodgkin clásico, la mayor parte de las células neoplásicas expresaban estos ARNs, donde el linfoma de Hodgkin codifica en gran número de copias en células infectadas. Posteriormente se demostró que el virus Epstein-Barr persiste en las células neoplásicas en recaídas y en diferentes localizaciones. En este 50% de casos, las células de Reed-Stenberg expresan las proteínas codificadas por los genes LMP-1, LMP2a y EBNA-1, patrón de expresión característico de la infección viral latente.4 La importancia del gen LMP-1 se debe a que simula un receptor CD40 activado constitutivamente que aumenta a su vez la actividad de la familia de los factores de trascripción por la vía NF-kB. La LMP-2 bloquea la expresión del receptor de la célula B y, por tanto, actúa como un gen antiapoptósico, además de activar a la familia NF-kB. Con esto, el virus Epstein-Barr permite que las células de Reed-Stenberg sobrevivan en el centro germinal y favorece la expresión de NFkB, que consecutivamente provoca la expresión de genes proproliferativos y antiapoptósicos. Aún queda 50% de pacientes en cuyo caso no se demuestra la expresión del virus Epstein-Barr. Aquí se han encontrado mutaciones del gen IkBk, donde las cinasas IkB y especialmente la IkBa retienen en el citoplasma a NFkB; cuando estas cinasas reciben la señal estimuladora se fosforilan y liberan a NFkB, que se traslada al núcleo iniciando la trascripción. Sin embargo, este tipo de mutaciones no se encuentran en todos los pacientes. En la actualidad se ha relacionado la mutación 9p24.1 con linfoma de Hodgkin clásico (hasta en el 100% de los pacientes. Las alteraciones relacionadas son: ganancia de copias en 58%, amplificación en 29%, polisomia en 10% y rearreglo en 2%. Esto se ha vinculado con la expresión de la proteína PD-L1.5




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